La exposición solar es uno de los principales factores ambientales que afectan a la salud de la piel. Aunque el sol tiene beneficios —como la síntesis de vitamina D o el efecto antidepresivo de la luz—, una exposición inadecuada puede tener consecuencias graves: quemaduras, envejecimiento prematuro y aumento del riesgo de cáncer cutáneo.
Uno de los elementos clave para personalizar la fotoprotección es el fototipo cutáneo, un concepto fundamental tanto en dermatología como en la práctica farmacéutica.
¿Qué es el fototipo?
El fototipo es una clasificación que describe la capacidad de la piel para responder a la exposición solar, especialmente a los rayos ultravioleta (UV). La clasificación más aceptada es la escala de Fitzpatrick, desarrollada en 1975, que se basa en el color natural de la piel, el cabello, los ojos, y la reacción frente a la exposición solar (quemadura y bronceado).
Conocer el fototipo de un paciente permite recomendar el protector solar más adecuado, así como educar sobre el riesgo de daño solar.
Tipos de fototipo según la escala de Fitzpatrick

¿Cómo elegir el protector solar en la farmacia?
Debemos tener en cuenta no solo el fototipo, sino también factores como:
Edad (bebés, ancianos) Condiciones dermatológicas (rosácea, acné, dermatitis) Exposición prevista (playa, deporte, montaña) Historial de cáncer de piel o daño actínico Uso de medicamentos fotosensibilizantes (antibióticos, retinoides, AINEs…)
La recomendación debe ser personalizada. Os dejo una entrada anterior en la que hablo al detalle de ello aquí.
El conocimiento del fototipo cutáneo es una herramienta fundamental para una fotoprotección efectiva y segura. Desde la farmacia comunitaria, tenemos un papel clave en la educación sanitaria, ayudando a prevenir enfermedades cutáneas graves mediante el consejo profesional y la recomendación de productos adecuados.
¿Tienes dudas te leo en mis redes sociales? 😉
